Y es que no es por presumir, pero una feria sin su albero, sin su olor a mierda de caballo, sin sus casetas ni su rebujito, sin sus farolillos ni sus gitanas bailando sevillanas... no es una feria, y por muy grande que la feria de Hull sea, por muchos 700 años de antigüedad que tenga... si sólo hay cacharritos, tómbolas y puestos de comida sigue siendo una simple calle del Infierno, aunque más grande. 
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