Casita de María -aunque sin Diego que ha encontrado trabajo de lo suyo en España- con cervecitas Tesco Value. Conversaciones masculinas completamente marujas en la cocina del tipo: ostia tio, he encontrado tomate frito a no sé cuántos céntimos, ah sí? pues yo he encontrado patatas cocidas y garbanzos a tanto en tal sitio... Y lo peor de todo es que de todos los tios que había, solo los españoles éramos heterosexuales, el resto no veneran al paraíso vaginal.
Noche cachonda y variopinta donde acabamos tocando Jack el pene con una guitarra a la cual y por supuesto, le faltaban cuerdas (lo más curioso es que no soy el único que se sabía la canción sino que los cuatro allí presentes la coreábamos).
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